Ocupar un vacío, con el único parámetro de la cantidad y no de la cualidad, calidad o forma de hacerlo, parece haber sido tradicionalmente la operación preferida para dotar a una vivienda de atractivo social y, por tanto, de autoestima a su ocupante.
Un atractivo social que precisamente acaba por disolver en gran medida el contacto próximo vecinal, al descalificar, desjerarquizar, banalizar y convertir en residuales los posibles vacíos de encuentro.
Por un doble fenómeno de inercia-tradición heredada, más una imitación desde abajo/concesión desde arriba, esta ocupación literal del vacío pasa a la vivienda colectiva y a los productos inmobiliarios actuales.
¿Sería posible disfrutar individualmente del vacío en la vivienda colectiva de alta densidad, pero de otra forma, no literal, respetuosa y poniendo en valor?
Proyecto ejemplar: SIEDLUNG HALEN, por ATELIER 5 (1961)
Considerando las condiciones físicas y de ocupación actual del solar propuesto en Oporto, el proyecto de Atelier 5 resulta cuanto menos interesante.
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